La gestión del talento en el futuro

 In Gestión de las relaciones

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Las necesidades de las empresas y de los empleados están cambiando a gran velocidad en un mercado laboral caracterizado por la irrupción de innovaciones tecnológicas, nuevas generaciones de profesionales y organizaciones fieles a unos determinados valores y filosofía. La capacidad de las empresas a la hora de reclutar y retener ese nuevo talento y la necesidad de dar visibilidad a su employer branding o marca empleadora van a requerir de gran agilidad y conocimiento por parte de los departamentos de Recursos Humanos del futuro.

En este nuevo paradigma laboral, las organizaciones necesitarán reevaluar su gestión de capital humano y buscar modelos alternativos de mano de obra para aumentar su productividad a costes competitivos. Los empleados deberán desarrollar la capacidad de aprender de forma continuada para aumentar sus habilidades y mostrarse flexibles para cambiar de trabajo a medida que van evolucionando en sus carreras profesionales.

La población en edad laboral está disminuyendo en todo el mundo y este hecho acelera una guerra global por el talento que influirá en todo, desde el lugar donde se ubican las empresas hasta la legislación laboral y migratoria. El tradicional estilo de gestión de capital humano, con entrevistas y revisiones anuales de los trabajadores, dará paso a una evaluación continuada de los empleados, con un feedback multidireccional, transversal y vertical constante entre los diferentes departamentos y puestos de trabajo. El hecho de poder manejar este tipo de información y datos en tiempo real contribuirá significativamente a la mejora del talento en las empresas y a su productividad y crecimiento.

La vieja cultura de paternalismo y lealtad que ha caracterizado durante décadas las relaciones laborales entre empleados y empleadores dará paso a una relación mucho más equitativa, en la que ambas partes demostrarán un compromiso mutuo. Dicho interés tenderá a ser más transitorio, y los cambios laborales, los salarios y las oportunidades dependerán de las habilidades y las capacidades, no de la antigüedad ni de la experiencia.

Los profesionales crearán sus propios porfolios de carrera y desempeñarán diferentes actividades en empresas distintas o para personas diversas. Por tanto, aquellos que cuenten con el talento y las capacidades necesarias serán capaces de gestionar su propia carrera profesional, mientras que los que se queden anclados en el pasado sin actualizar sus habilidades ni reciclarse se sentirán cada vez más marginados por el mercado laboral.

En lo que respecta a las empresas, se tenderá hacia el concepto de employer branding, que significa que las compañías tenderán a posicionarse como un lugar en el que todos quieran trabajar. Los directivos de las empresas deberán cambiar su mentalidad con relación al talento, de local a global, y la marca empleadora será más importante que nunca.

La digitalización de la vida cotidiana afectará a los modelos de trabajo. Muchas empresas ya están creando comunidades en línea internas para comunicarse con los trabajadores y también para reunir a poblaciones de empleados dispersos geográficamente. Las nuevas tecnologías facilitarán la comunicación interna, la transparencia y la transmisión de experiencia, aprendizajes y talento entre estas comunidades globales de empleados.

En este tipo de entornos empresariales tan cambiantes, volátiles, inciertos y globales, el liderazgo inteligente será una de las capacidades clave que ayudarán a las empresas a detectar y a retener el talento de sus empleados. Serán necesarios líderes que sean capaces de seleccionar diferentes tipos de variables, perfiles y talentos, de unirlos y de encontrar la manera de hacerlos trabajar en perfecta armonía; que comprendan que el todo es mayor que la suma de las partes; que sepan motivar y cohesionar equipos, así como valorar y reconocer a los trabajadores, y que tengan habilidades como la comunicación asertiva, la escucha activa o la empatía. Estos líderes deben ser capaces de conectar profesional y emocionalmente con los empleados.

En conclusión, el talento del futuro pasa, en el caso del empleado, por tener la capacidad y la habilidad para conectar con los otros, desarrollar un pensamiento innovador, flexible y creativo y aprender a trabajar en equipos multiculturales y colaborativos. En el caso de los empleadores, la clave estará en hacer que sus empresas sean atractivas y deseables para una nueva generación de profesionales y en dotarlas de talento y de un liderazgo inteligente.

 

 

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