Cómo gestionar los 7 miedos más habituales en el lugar de trabajo

 In Team Coaching

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Todo el mundo experimenta en algún momento cierto nivel de estrés en el trabajo, y lo más probable es que se deba a uno de estos siete miedos que son habituales entre los empleados.

Experimentar ansiedad en la empresa es algo negativo para todos, empezando por el propio trabajador. Un estrés continuado puede desembocar en una disminución de la eficacia y la motivación y afectar a la relación existente entre los empleados y sus compañeros o también con los directivos.

Scott Steinberg, autor del libro Make Change Work for You, ha realizado una investigación sobre los siete tipos de miedo más comunes que las personas experimentan en el lugar de trabajo. Estos temores no solo obstaculizan el desarrollo profesional, sino que también son un freno para la creatividad, la innovación y el crecimiento comercial, según Steinberg.

 

¿Cuáles son estos miedos y cómo es posible gestionarlos?

 

1. Miedo al fracaso

No vivimos en un mundo ideal, y eso significa que muchas veces los objetivos de ventas no se cumplen y las iniciativas de los empleados se ignoran. El miedo al fracaso es algo real, pero se puede aprender mucho de él. El empleado no siempre tiene que controlar el miedo al fracaso en el trabajo. Parte de esa responsabilidad recae en los directivos, ya que estos son los que deben valorar en primer lugar si un empleado posee las habilidades adecuadas a la hora de encomendarle una tarea o si, quizás, está sobrepasado de trabajo.

Los directivos deben asegurarse de que los empleados sepan que tienen una línea abierta de comunicación para pedir ayuda u orientación y contribuir a que el fracaso

 

2. Vergüenza

A nadie le gusta avergonzarse, y eso es especialmente cierto en el trabajo. Cometer un fallo con algún cliente o enviar un mail equivocado pueden ser causas que provoquen vergüenza en un empleado. Se trata de darle la vueltay saber que la vergüenza puede ser una emoción positiva, incluso en la oficina o, como mínimo, puede generar resultados positivos. Un estudio del Journal of Personality and Social Psychology afirma que la vergüenza ayuda a fortalecer la confianza en las relaciones. Los empleados muestran mayores sentimientos de empatía y confianza hacia aquellos que expresan vergüenza públicamente y son más propensos a querer conocer a esa persona y relacionarse con ella.

 

3. Bajo rendimiento

El rendimiento en el trabajo a menudo es subjetivo. Pero incluso siendo difícil de medir, es algo que preocupa todavía a muchos trabajadores. Los directivos y líderes deben ofrecer un feedback consistente y confiable a los empleados para que estos siempre sepan dónde están, incluso si están excediendo su rendimiento para evitar posibles escenarios de desgaste. Los empleados deben sentirse cómodos y seguros en el trabajo, y hay que tener en cuenta que cualquier habilidad nueva es como un músculo que hay que fortalecer, así que las expectativas deben ser siempre realistas sobre cuánto tiempo necesitará un empleado para aprender algo nuevo.

 

 

4. Rechazo

El rechazo a menudo está relacionado con sentirse infravalorado en el trabajo o con el hecho de no saber la persona dónde se encuentra exactamente en la empresa. Los directivos deben asegurarse de fomentar las culturas colaborativas que ayuden a respaldar nuevas ideas y opiniones de todos los trabajadores, así como evitar crear solo oportunidades para sus empleados favoritos: cada empleado necesita sentirse valorado y reconocido para crecer y dar lo mejor de sí mismo en la organización.

 

5. Cambio e incertidumbre

Los cambios repentinos y rápidos en la empresa pueden crear una sensación de incertidumbre en los empleados, uno de los miedos que les hace cuestionarse su futuro laboral. La solución para gestionar este temor es que los directivos mantengan una comunicación abierta y sean completamente transparentes con los empleados siempre que sea posible.

 

6. Enfrentamiento

El miedo a un enfrentamiento se debe a que los empleados quieren evitar las emociones negativas en el trabajo. Es vital que los directivos se aseguren de mantener las situaciones conflictivas en privado y eviten llamar la atención a un empleado delante de sus compañeros o en un entorno abierto, ya que ello solo agravará el problema.

 

7. Aislamiento

Debido a que cada empleado es diferente, el nivel en el que se involucrará en el trabajo o con sus compañeros también será distinto. Algunos entrarán por la puerta y se integrarán fácilmente con la cultura de la compañía, mientras que a otros les costará más hacerlo. Para asegurar que nadie en el equipo quede aislado, los directivos y líderes deben concentrarse en reforzar y reconocer la importancia de las contribuciones de todos los empleados a la organización.

 

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