Cómo liderar una empresa a través de los valores

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El sistema de creencias y valores que dio forma al modelo empresarial durante el siglo XX no es lo suficientemente bueno hoy en día. Para mantener un negocio funcionando bien y competir con éxito en mercados que son cada vez más globales, complejos, en constante cambio y orientados a la calidad y a la satisfacción del cliente, es necesario un nuevo paradigma empresarial. Las organizaciones que hoy en día basan su misión en una simple gestión por objetivos están condenadas a sufrir efectos negativos a medio y largo plazo en su productividad, clima laboral y retención de talento, entre otros aspectos.

La implementación del liderazgo por valores o management by values supone una herramienta muy útil para rediseñar la cultura en las organizaciones y prepararlas para los retos de las próximas décadas.

El profesor y psicólogo canadiense Simon Dolan ha desarrollado un método efectivo que permite a las empresas conocer cuáles son sus valores y ver si estos están o no alineados con los de los empleados y con la misión y visión de la propia compañía. De hecho, todas las empresas se gestionan por valores pese a que sus líderes y trabajadores no sean conscientes de ello. El problema aparece cuando los valores de la compañía no los comparten algunos líderes y empleados.

 

 

En este sistema de gestión de valores se dan cinco fases principales:

  • Legitimación del proyecto. No se puede gestionar una empresa por valores si la compañía y sus directivos no creen en ellos.
  • Construir la misión y la visión de la empresa. Los líderes de la organización deben saber para qué hacen lo que hacen, es decir, cuáles son los retos y objetivos de la compañía.
  • Identificación de los valores. Es necesario identificar los valores tanto del líder o directivos como de los trabajadores y de la propia empresa. También se necesita saber qué valores de la empresa perciben los empleados y cuáles coinciden con los del líder y con los suyos propios. Se trata de diagnosticar las debilidades y fortalezas del conjunto actual de valores de la organización y ver si estos se encuentran alineados para conseguir el propósito y los objetivos de la empresa.
  • Desarrollo de planes de acción. Si queremos transformar la cultura empresarial de una organización concreta es necesario establecer y desarrollar planes de acción que permitan ir alineando esos valores a todos los niveles y vinculándolos a objetivos concretos. De esta manera será posible crear una cultura empresarial basada en unos valores comunes y compartidos. Para ello, será importante contar con políticas de recursos humanos basadas en los valores.
  • Seguimiento de los valores. Es necesario realizar auditorías periódicas de valores con el fin de evaluar la implementación de esta nueva cultura. Sería un error llevar a cabo todas las fases anteriores y no realizar un seguimiento posterior. Toda nueva cultura empresarial exige que sea dinámica, con un compromiso global por parte de todos los miembros de la empresa y con un aprendizaje y mejora continuados.

Se trata, en definitiva, de alinear los valores fundamentales compartidos con la misión de la organización y con su visión y objetivos de futuro.

 

 

La gestión por valores está muy relacionada con el liderazgo por valores. Según Simon Dolan, los líderes del siglo XXI tienen que ser capaces de lograr un equilibrio entre los valores de tipo económico-pragmático, los ético-sociales y los emocionales-espirituales. Y todos estos valores han de estar sustentados por la confianza, que los relaciona entre sí. Los directivos que practican este tipo de liderazgo aumentan el bienestar de la organización. Este hecho repercute positivamente en la productividad, eficacia, retención de talento, cohesión y compromiso de los empleados, así como en la consecución de los objetivos de la empresa.

Estos líderes son capaces de identificar y alinear los valores propios de la organización y promover a la vez aquellos compartidos con los diferentes equipos y departamentos. Con ello se logra una cultura empresarial mucho más participativa, humana e inspiradora. Este tipo de gestión dará lugar a una nueva generación de líderes visionarios y emocionalmente inteligentes que se convertirán en protagonistas de un nuevo paradigma empresarial basado en los valores.

 

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