Cómo gestionar el estrés navideño

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Cada año, miles de personas en todo el mundo sufren el denominado estrés navideño, que se caracteriza por un aumento de los estados ansiosos que tienen lugar antes y durante la Navidad.

Para algunas personas, la lista de las tareas navideñas aparentemente interminables es lo que desencadena estos síntomas estacionales. Otras señalan a las exigencias de regalos y expectativas familiares como las causas de su estrés. Pero existen más razones por las que las personas se sienten más estresadas durante la Navidad que en cualquier otra época del año, como por ejemplo la soledad, el divorcio, un duelo o la existencia de parientes tóxicos.

Para gestionarlo, nada mejor que empezar por prevenirlo:

 

¿Cómo prevenir el estrés navideño?

Una de las mejores formas de prevenir el estrés navideño es establecer límites claros tanto para uno mismo como para los demás. Es necesario esforzarse en no asumir más responsabilidades de las que podamos gestionar: cocinar, hacer las compras navideñas, envolver los regalos, enviar felicitaciones, etc. Hay que saber delegar y solicitar el apoyo de familia, amigos y seres queridos. No hay nada de malo en pedir ayuda a las personas de nuestro entorno. De hecho, ¡vamos a celebrar la Navidad con ellas! Este apoyo puede ser práctico o emocional, pero realmente ayuda a repartir la carga y a garantizar que otras personas conozcan nuestras necesidades.

Simplemente expresar lo que necesitamos a las personas más cercanas puede marcar la diferencia. No solo ayudará a minimizar los niveles de estrés, sino que también generará una mayor cohesión familiar al colaborar todos juntos en los preparativos navideños. La alternativa de no decir nada solo generará más estrés y más resentimiento.

 

Estrategias para gestionar el estrés navideño

La Navidad es una de esas épocas en las que se espera que todos sean felices y estén de fiesta. Sin embargo, la realidad es que a menudo conlleva recibir a invitados no deseados, incurrir en un gasto excesivo que repercute en la cuenta bancaria y asistir a algunas fiestas y eventos cuando preferiríamos quedarnos en casa.

Afortunadamente, hay varias cosas que se pueden hacer para aliviar parte de la presión de las vacaciones y pasar unas Navidades en calma.

  • Hacer ejercicio
  • Meditar
  • Visualizar

Los ejercicios suaves como el yoga o el taichí son muy apropiados para relajar tensiones y pueden practicarse en casa y en cualquier momento. El yoga es conocido por ser un excelente antídoto contra el estrés y la ansiedad. Según la Clínica Mayo, la disciplina física y mental que ofrece el yoga ayuda a relajarse y a gestionar mejor el estrés.

La meditación también ha demostrado minimizar el estrés. La idea es que a medida que centramos nuestra atención en la respiración, el cuerpo comienza a relajarse, lo que nos permite gestionar aquellos pensamientos negativos relacionados con la ansiedad y el nerviosismo. Si tomamos conciencia de nuestros pensamientos, podemos gestionarlos mejor. Por tanto, cuando nos encontremos en una espiral de sentimientos que están fuera de control, lo mejor es detenerse y meditar.

La visualización y las imágenes son otra forma de disminuir drásticamente el estrés y la ansiedad, especialmente en individuos propensos al nerviosismo. Esta técnica consiste en centrar la atención en una imagen relajante para nosotros, como un día soleado en una playa de arena, un prado verde o un bebé durmiendo. Cada uno de nosotros tiene una imagen en la cabeza que relaciona con la calma y la armonía. Al visualizarla, engañamos a nuestro cerebro para que esté en otro lugar, incluso cuando no lo está.

 

 

Todas las técnicas anteriores contribuyen a crear el espacio y el tiempo necesarios para pasar las fiestas navideñas sin estrés. Sin embargo, para que cualquiera de estas técnicas funcione, es importante tener en cuenta los propios niveles de estrés. Dicho esto, también es recomendable mantener las expectativas bajas para las vacaciones. Con demasiada frecuencia, las personas establecen unas expectativas navideñas tan altas que se estresan al pensar en todos los planes que hicieron y que quizás no lleguen a cumplirse.

Dejar ir la creencia de que la Navidad tiene que ser perfecta ayudará de forma inmediata a disminuir el peso de estas expectativas. Eso significa que incluso cuando alguien en la familia no se comporte como deseamos, la receta de la comida de Navidad no salga todo lo perfecta que esperábamos o cuando la tienda de la esquina acaba de quedarse sin el regalo que elegimos para nuestra pareja, seremos capaces de gestionarlo.

En definitiva, se trata de prevenir y gestionar todo aquello que pueda provocar estrés emocional o mental. Y cuando logramos mantener bajo control esas expectativas respecto a las fiestas, es más probable que pasemos y disfrutemos de una Navidad feliz y en calma.

 

 

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